Levadura que vino de la India

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Levadura que vino de la India

La comunidad católica en el condado de Martin, Carolina del Norte, está reviviendo y creciendo. Después de que los feligreses abandonaron la parroquia durante la pandemia y el sacerdote cambió dos veces, el rebaño se está revitalizando nuevamente.

“Se está llenando más la Misa”, afirma Edi Martínez. “A veces quedan personas paradas afuera (de la iglesia)”, agrega Leticia Olguín. Ellos son feligreses de la misión de Glenmary la Santísima Trinidad en Williamston, que sirve al condado de Martin.

Feligreses de la misión de Glenmary La Santísima Trinidad oran a María junto al padre Vijaya Katta en Williamston, Carolina del Norte.

Uno de los principales impulsores de este crecimiento es el padre Vijaya Katta. Él se convirtió en párroco aquí en junio de 2023, un año después de venir de la India a Williamston. Es el primer sacerdote extranjero que Glenmary trae a Estados Unidos en los 84 años de existencia de la congregación. Todos los demás glenmarianos extranjeros han llegado al país como estudiantes.

El padre Vijaya está visitando y bendiciendo los hogares de los feligreses. Lleva la Eucaristía a un campamento de trabajadores migrantes en una granja de tabaco, algodón y camote. También organizó un grupo de jóvenes por primera vez en años y ha comenzado la adoración eucarística una vez por semana.

“Aquí la misión es desafiante porque no hay catequistas, ni directores de educación religiosa, ni profesores”, dice el padre Vijaya. “Ahora, poco a poco estoy organizando a la gente”. Explica, por ejemplo, que ha organizado tres ministros juveniles voluntarios, dos para inglés y uno para español. Durante el verano, los grupos se reunían cada semana y luego empezaron a hacerlo cada dos semanas.

Visita a los campamentos de migrantes

Una vez al mes, el padre Vijaya conduce durante media hora hasta el campo, donde visita un campamento de trabajadores migrantes. Ellos laboran arduamente en una granja de tabaco, algodón y camote en Colerain, Carolina del Norte.

El padre Vijaya bendice a un trabajador migrante durante una Misa celebrada en una plantación cerca de Colerain, Carolina del Norte. Él visita a estos hombres al menos una vez al mes para brindarles la eucaristía.

Estos hombres vienen de México, con visas temporales por 7 meses. Plantan los cultivos, limpian las malas hierbas y recogen la cosecha, entre otras tareas. Su salario varía dependiendo de su trabajo. Por ejemplo, reciben 50 centavos de dólar por cubeta de camotes que recolectan. Esto significa que ganan entre 600 y 1,000 dólares por semana, según Alex Saldaña, uno de los trabajadores.

Estos trabajadores viven en hogares humildes y temporales, lejos de sus familias.

Saldaña es uno de la docena de ellos que asisten a Misa cuando el padre Vijaya viene de visita. La Eucaristía se lleva a cabo al aire libre, en un gramal rodeado por la plantación de algodón, el bosque y las casas temporales.

“Me gusta escuchar la palabra de Dios”, dice Saldaña. “La Misa nos ayuda a levantar el ánimo, porque estamos lejos de la familia”.

A veces, al padre Vijaya se le une otro sacerdote de un pueblo vecino. Y en casos excepcionales, son dos los sacerdotes que lo acompañan.

Cerca de la gente

De vuelta en Williamston, el padre Vijaya visita y bendice los hogares cuando alguien se anota. Dice que lo hace porque quiere conocer a las familias de los feligreses, incluidos los familiares que no asisten a Misa. “Quiero saber quiénes son la familia, la familia total”.

La otra razón es porque “Nuestros católicos necesitan la bendición donde viven, donde trabajan o dondequiera que estén”, dice.

Feligreses filipinos junto al padre Vijaya durante la celebración del festival Sinulog, en honor al Niño Jesús.

La gente comenta que también les gusta la forma en que el padre Vijaya celebra la liturgia y la atención que les presta, dice Marco Tavares, co-misionero laico de Glenmary.

“Ha habido cambios positivos”, resume Olguín, la feligresa.

El padre Aaron Wessman, primer vicepresidente de Glenmary opina que “El padre Vijaya es alguien que tiene la capacidad de relacionarse con las personas de manera amable y afectuosa. Ellos sienten en su presencia que los cuida, es amable con ellos, los escucha y realmente desea servirles como sacerdote”.

Planes de expansión

El crecimiento de la feligresía ha llevado al padre Vijaya a explorar opciones para acomodarlos a todos. Dice que la propiedad actual no es lo suficientemente grande para ampliar la iglesia, especialmente porque también se necesitan aulas para educación religiosa.

“Mi plan es crear un grupo y ese grupo será el comité de construcción”, dice. Según sus recomendaciones y la disponibilidad de recursos, verán si es posible comprar un terreno y construir una nueva iglesia. “No puedo tomar una decisión por mí mismo. También tengo que consultar con Glenmary y la diócesis. Pero me gustaría construir una nueva iglesia”.

Una cosa es clara: las condiciones parecen propicias para que este rebaño católico siga creciendo en número y en fe. Glenmary espera ser el instrumento que Dios utilice para hacerlo posible.

—Por Omar Cabrera.

Este artículo fue publicado originalmente en la revista El Reto. Puede ver la edición completa aquí.