La familia de Glenmary trabaja unida

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La familia de Glenmary trabaja unida

Por Molly Williamson

  La hermana Darlene Presley de Glenmary ha tenido un gran año.  Ella recientemente regresó de visitar Tierra Santa.  Fue elegida madre superiora de las Hermanas de Glenmary y su trabajo en Caruthersville, Missouri,  continúa enriqueciendo a la comunidad.  Durante 12 años, la hermana Darlene ha atendido las necesidades de los residentes en el condado de Pemiscot, un área típica de Glenmary: con un alto nivel de pobreza material y espiritual.  Ella trabajó en la Parroquia del Sagrado Corazón en Caruthersville, la cual cuenta con alrededor de 100 familias registradas, pero solo el 60 por ciento asiste a misa.
 
    Al igual que los hermanos y sacerdotes de Glenmary, la hermana Darlene comenzó a evaluar las necesidades de su comunidad cuando llegó a la misión en 2005.  Primero se enfocó en iniciar un programa de tutoría de GED y lo desarrolló hasta que pudo entregarlo a distrito escolar local.  Ella trabaja con banco de alimentos locales y alianzas ministeriales y fue voluntaria en la escuela y  en programas para niños.  Ella también dirige una Escuela de Biblia en Verano y ayuda a impartir clases de RICA en la Parroquia del Sagrado Corazón.  

   “Estamos ayudando a las personas en donde se encuentran”, dijo la hermana Darlene.“Las hermanas tienen un enfoque maternal.  Es una forma diferente de ver y hacer las cosas.”

    Hace aproximadamente dos años, se acercó a la dirigencia de Glenmary durante una de las reuniones bianuales entre los consejos de los Misioneros de Glenmary y las Hermanas de Glenmary.  Ella se ofreció a recibir cada año a  estudiantes de Glenmary para ofrecerles la oportunidad de ver el trabajo que realizan las Hermanas de Glenmary.  Ella sintió que esto ampliaría la visión de los estudiantes acerca de cómo las Hermanas de Glenmary realizan el trabajo misionero.

    “Es una oportunidad maravillosa para hacer un ministerio conjunto”, dijo la hermana Darlene.  “Es bueno para la parroquia y bueno para los estudiantes. Esto les brinda la oportunidad de trabajar con las hermanas y ver un aspecto diferente del ministerio.  Los sacerdotes están a cargo de las misiones, nosotros solo somos invitados.  Los estudiantes ven cómo es entrar a una iglesia como invitados y encontrar lugares donde puedan ayudar”.
    
    El programa enriquece la formación de los estudiantes, porque la formación depende de la diversidad, dijo el padre Bruce Brylinski, director de pre-noviciado y post-noviciado de Glenmary.  En el proceso, los estudiantes descubren sus dones personales y habilidades que pueden aportar a la misión para servir mejor a sus comunidades.   También aprenden cómo usar sus dones para crecer espiritual y moralmente.

    Trabajar con la hermana Darlene promueve ese descubrimiento, ya que expone a los estudiantes a nuevas personas y experiencias.  En sus asignaciones de  misión, los estudiantes conocen a diferentes tipos de personas, ya que necesitan saber cómo relacionarse y responder a todas los aspectos de la comunidad, así como trabajar con otros ministros en el área, incluidas las hermanas. 

    “Es importante tener experiencia práctica para conocer a las personas, cómo viven y rezan”, dijo el padre Bruce.  “Las mujeres son una parte importante del ministerio en la Iglesia.  El conocer a las Hermanas de Glenmary brinda a los estudiantes conocimiento de que las Hermanas de Glenmary son una parte tan importante de la experiencia de la misión así como los hermanos y sacerdotes de Glenmary”.

    Los estudiantes siempre ayudan a la Hermana Darlene en Navidad, cuando tiene una serie de proyectos, incluyendo la distribución de regalos de Navidad a los niños.  Este proyecto masivo requiere que los estudiantes asignen los regalos donados con los niños de la lista de la hermana Darlene y luego entreguen los regalos. 
 
    Los alumnos de Glenmary también ayudan dentro de la parroquia, adornando para Navidad y dando pláticas a los jóvenes acerca de su llamado vocacional.      

    “Los estudiantes provenientes del extranjero dan pláticas sobre lo que fue crecer en un país diferente, comparten cómo era su vida y  su iglesia”, dijo la hermana Darlene.  “Los niños disfrutan al escucharlos”.

    El año pasado, Antonio Marchi quien es candidato a hermano religioso y originario  de San Luis, Argentina, y Richard Toboso seminarista, originario de Kakamega, Kenia, ayudaron a la Hermana Darlene.  Fue una experiencia relajante para Antonio, quien disfrutó leer los libros de la Hermana Darlene, rezar el rosario con los miembros de la iglesia, jugar trivias bíblicas con la hermana Mary Ellen Barrette y armar rompecabezas. 

    Antonio y Richard también ayudaron a clasificar los regalos de Navidad.  Antonio se sorprendió por la amplia gama de tallas de ropa infantil y por la detallada clasificación de regalos de Navidad.  Sin embargo, reconoció la similitud entre el servicio de la hermana Darlene y el trabajo que él ha hecho en las misiones, el cual incluye: ayudar en misa, trabajar en proyectos de construcción y traducir documentos de inglés a español. 

    Él vio cómo  el trabajo de la hermana Darlene estaba impactando a la comunidad de Caruthersville y cómo los residentes la acogían y la aceptaban.      

    “Fue genial estar en Caruthersville”, dijo Antonio.  “Estuve muy  tranquilo, y todas las personas con las que estuve fueron amables.  Pude llegar caminando a donde quería ir: iglesia, biblioteca y  tiendas; también fue un buen lugar para correr. Existe una pista de 400 metros cerca de la casa, donde puede correr y realizar prácticas de velocidad”.
Antonio es un corredor de larga distancia que ha competido en muchas carreras y corre al menos 12 millas por día. 

    Mientras se encontraban en Caruthersville, Richard y Antonio cantaron en el coro, y Antonio cantó “Noche de Paz” en español para los servicios de Navidad. 

    “El tener a los estudiantes fue un regalo especial para la parroquia”, dijo la hermana Darlene.  “La parroquia realmente acogió a los estudiantes de Glenmary”.    

La diversidad del trabajo misionero es lo que atrajó a la hermana Darlene a Glenmary.

    “Me gusta la idea de que Dios te llame y te envíe a un área”, dijo la hermana Darlene.  A diferencia de otras congregaciones, las  Hermanas de Glenmary no tienen un ministerio fijo.  No son capacitadas para ser enfermeras, maestras o trabajadoras sociales.  “Llegamos a un área y comenzamos a identificar las necesidades.  Nos abrimos a Dios, quien nos hace llegar los dones que no sabíamos  que teníamos y así satisfacer las necesidades de la comunidad”.

    Por ejemplo: en los primeros seis meses que la hermana Darlene estuvo en Caruthersville, la ciudad fue gravemente dañada por un tornado.  Después de ser voluntaria en el albergue, recibió una llamada que en la cual le pedían que estableciera un centro de distribución en la iglesia.  

    “Dios te da los talentos que necesitas para comenzar a organizar donaciones, hablar con personas de todo el país y con los funcionarios de administración de emergencias” dijo la hermana Darlene.  “Jamás pensé que en mi vida establecería un centro de distribución,  pero tratamos de ser un libro abierto para que Dios escriba en el”.

    La hermana Darlene está acostumbrada a un entorno dinámico. Ella fue enfermera de oncología antes de ser hermana de Glenmary. Ella menciona que las habilidades aprendidas como enfermera han fortalecido su ministerio.

    “Como enfermera de oncología, conoces a personas en los momentos más vulnerables y más aterradores de sus vidas”, dijo la hermana Darlene.  “Debes encontrar la manera de entrar sutilmente en sus vidas y generar confianza, que es lo que hacemos como Hermanas en Glenmary.  Uno aprende cómo evaluar a las personas y entender lo que realmente están tratando de decir.  Se aprende a llegar a la raíz del problema para poder ayudarlos”.

    “También aprendes a caminar con las personas desde el comienzo y a través de sus dificultades”, dijo la hermana Darlene.  “Y descubres cómo pedir ayuda y encontrar respuestas a sus preguntas”.  Es una alegría total, ¡solo una alegría total!”.