Glenmary tiende la mano a inmigrantes en Tennessee

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Glenmary tiende la mano a inmigrantes en Tennessee

Una asesora de inmigración ofrece servicios en tres parroquias. En una de ellas, también se enseña el idioma inglés.

La asesora Dianey Flores conversa con dos hombres sobre el caso migratorio de uno de ellos, en la misión de Glenmary San Juan Pablo II, en el condado de Grainger, en Tennessee. —Foto de Ashley Lodge.

Por Omar Cabrera

El padre Neil Pezzulo, párroco de San Juan Pablo II y Santa Teresa de Calcuta, conversa con la asesora Dianey Flores en una de las oficinas de la misión de Glenmary en Rutledge, Tennessee. —Foto por Ashley Lodge.

Dos hombres llegan a la parroquia San Juan Pablo II en Rutledge, Tennessee, y saludan al padre Neil Pezzulo. Luego, toman asiento y esperan. Hoy, han venido a la iglesia no para asistir a Misa, sino para aclarar algunas dudas.

En una oficina de la parroquia, Dianey Flores habla con dos mujeres que le consultan sobre un caso migratorio. Cuando terminan, Dianey hace pasar a la oficina a los dos hombres, que también quieren aclarar dudas sobre migración. Durante la tarde, ella atiende a nueve personas en la misión de Glenmary en este pequeño pueblo del noreste de Tennessee.

“Hay muchos casos (de personas) que están tratando de obtener una visa de trabajo”, dice Dianey. “También, hay muchos casos de asilo”.

Ayuda en diversas áreas

Dianey trabaja desde enero de este año como defensora de la comunidad (en inglés, community advocate). Ella ha sido contratada gracias a una alianza entre Glenmary y Caridades Católicas del Este de Tennessee. Sus servicios responden a una gran necesidad que existe entre los inmigrantes en esta región, la mayoría de los cuales son originarios de México, Centroamérica y Venezuela, según Dianey.

“Inmigración es lo más importante”, explica la asesora, al referirse a los servicios que ella ofrece. “Pero, también, si alguien necesita ayuda, como una mamá que no puede llenar los papeles para un niño que va a la escuela, o para hacer una cita (…), estoy aquí para ayudar en lo que pueda”.

Eleazar Ramírez (Izq.) y su hermano Carlos migraron de México a Estados Unidos hace más de 25 años. —Foto por Ashley Lodge.

Eleazar Ramírez y su hermano Carlos son dos de los inmigrantes que esta tarde hablaron con Dianey. Vinieron de México a Estados Unidos hace 27 años, dice Eleazar. Carlos ha perdido parcialmente la vista por la diabetes y se apoya en su hermano para caminar y para revisar documentos.

Eleazar explica que, hace aproximadamente un año, Carlos contrató un abogado que comenzó un proceso para solicitar la residencia legal. Pero, “no nos han mandado una respuesta de la última cita que nosotros fuimos a Nashville”. Por esa duda vinieron a consultar a la misión de Glenmary. “Ahorita, la señorita (Dianey) le aclaró esta duda y hay una esperanza”, dice Eleazar.

La mayoría de los feligreses en la misión de Glenmary aquí en el condado de Grainger son inmigrantes hispanos. Lo mismo ocurre en Santa Teresa de Calcuta, localizada a 20 minutos, en el condado de Union, y en San Miguel Arcángel, a poco más de cuatro horas, en el condado de Unicoi.

Dianey visita estas tres misiones. En cada una, dedica cuatro horas al mes para atender a los inmigrantes. Reconoce que es poco tiempo, pero dice que si la cantidad de personas lo amerita, aumentará sus visitas.

Tres adultos participan en una clase de inglés en la nave principal de la parroquia de Glenmary San Juan Pablo II en Rutledge, Tennessee. —Foto por Ashley Lodge.

Poco antes de que la asesora concluya su jornada, más personas llegan a la parroquia. Son los alumnos de las clases de inglés que cada jueves se imparten en San Juan Pablo II.

Sentados frente a una mesa de plástico en la nave principal de la iglesia, con Jesús sacramentado a la vista en el altar, tres adultos prestan atención a la profesora.

“Estoy aprendiendo un poquito”, dice Reyna Ramírez, una de las alumnas, al terminar la clase. “A veces, yo no puedo venir (…) siempre fallamos unos cuantos días. Pero, estoy agradecida por esto (las clases), porque sí he aprendido un poquito más”.

La profesora Chelsea Hart imparte una lección. Las clases de inglés son fruto de una alianza entre Glenmary y Hola Lakeway, una organización sin fines de lucro que trabaja con inmigrantes y refugiados. —Foto por Ashley Lodge.

Glenmary ofrece el programa de inglés gracias a una alianza con Hola Lakeway, una organización sin fines de lucro que trabaja con inmigrantes y refugiados.

Todos somos hijos de Dios

El padre Neil Pezzulo, párroco de San Juan Pablo II, destaca que en Glenmary y Hola Lakeway “compartimos el deseo de que la población latina tenga igual acceso y oportunidades, particularmente con el aprendizaje del idioma inglés”.

Preguntado por el sentimiento antiinmigrante que abrigan algunas personas en Tennessee, el padre Neil tiene una respuesta. “Nuestra fe católica es clara en que las personas tienen el derecho humano a migrar. Todos somos hijos de Dios”.

“Como parte de nuestra fe, llevamos en nuestro corazón la dignidad de todos los seres humanos”, dice el padre Neil, quien también dirige la misión de Glenmary Santa Teresa de Calcuta, en un condado vecino.

El párroco añade que hay conversaciones con Caridades Católicas con miras a ofrecer en el futuro un programa para mujeres embarazadas. Los beneficios incluirían alimentos y cuidado de salud, entre otros. Aunque este proyecto aún está por definirse, Glenmary siempre está dispuesta a tender la mano a los inmigrantes y a los pobres en general.