El hermano Levis: El sanador de Glenmary

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El hermano Levis: El sanador de Glenmary

Por John Feister

Son las seis de la tarde en Blakely, Georgia y el hermano Levis Kuwa, de Glenmary se dirige rápidamente  por la carretera 28 a la sala de emergencias. Él no está herido. El hermano Levis es enfermero en Southwest Georgia Regional Medical Center, durante el turno de la noche.

El hermano Levis tendrá que atender toda tipo de problemas durante la noche. Él ora para que la noche transcurra tranquila, tal como se ven los campos de algodón o sorgo. Treinta millas después, él llega a Cuthbert, en el condado de Randolph y estaciona su auto en el estacionamiento del hospital, camina por una calle quieta y llega al hospital que consta de una planta. Sus compañeros de trabajo lo saludan con entusiasmo, él es un miembro bienvenido en la sala de urgencias.

“¿De dónde eres?”, le preguntan sus pacientes al escuchar su acento keniano. “¡Ese es un buen tema para empezar la conversación!”, dice él con una carcajada. “Lo primero que les digo es que tomé el camino equivocado y seguí caminando”. El hermano Levis es el tipo de enfermero que te gustaría tener: tiene sentido del humor, y disfruta alegremente de la vida. También sabe lo que está haciendo.

“Crecí en los hospitales”, dice el hermano Levis, refiriéndose a su infancia en Nairobi, Kenia, su país natal. “Solíamos vivir en  casas de gobierno, dentro de las instalaciones de un hospital, algo como una aldea”. Eso es comparable a los Servicios de Salud Pública en los hospitales de los Estados Unidos, del pasado. Toda persona dentro del complejo era, en alguna forma, parte de la familia de los doctores, enfermeros, etc… “Yo me sentía muy cómodo estando en el complejo hospitalario desde que era pequeño. Nunca quise estudiar para trabajar en los servicios de salud. ¡No quería seguir en el negocio familiar!”.

Eso dio un giro cuando él conoció Glenmary. Él había estudiado con los Agustinos en Kenia, pero se topó con Glenmary mientras por casualidad durante una búsqueda en internet. Después de conocer al promotor vocacional de Glenmary, padre Steve Pawelk, quién había ido a Nairobi, fue que escuchó su llamado. Esto sucedión en el año 2000, cuando Levis tenía 22 años. Antes de venir a Estados Unidos, el padre Steve le pidió a Levis que hiciera un ministero en Kenia por un año, como una prueba vocacional.

“El padre Steve me dio a escoger el ministerio que quisiera realizar”, recuerda Levis. Como San Francisco, a quien dijo “lo que parecía amargo, se tornó dulce”, el hermano Levis escogió el ministerio del cual estaba huyendo. “Solicité al Hospital Nacional de Kenia que me permitiera realizar mi ministerio ahí, por un año”.

En el inicio, realizó trabajo pastoral en el hospital. “Visitaba a los pacientes, oraba con ellos, escuchaba sus problemas o lo que estuviera sucediendo con sus familias y veía dónde la Iglesia podía ayudar. En sí, disfrutaba mucho mi trabajo”, dice con una sonrisa y admite: “Me gustaba hacerlo”.

 

“Sirviendo a los desfavorecidos”                                                                                                                             

Cuando llegó a los Estados Unidos, el hermano Levis se sorprendió de ver un buen sistema de salud pero noaccesible para todos. “Descubrí que había mucha gente sufriendo con dolencias menores, quienes tenían miedo de ir al hospital porque temían no poder pagarlo o por no tener seguro médico. Hay una gran oportunidad. Le pedí a Glenmary dedicarme ayudar en esto”.

Así fue como su llamado se convirtió en su profesión. Él ya contaba con dos títulos universitarios en filosofía y una certificación en actividades bancarias. Él dejó atrás estos estudios y se inscribió en la escuela de enfermería de la Universidad de Cincinnati en 2011. Hoy en día, él se encuentra muy ocupado realizando su ministerio entre los desfavorecidos en los condados de Early y Randolph, junto con otros dos miembros de Glenmary, el hermano Jason Muhlenkamp (trabajador social) y el padre Mike Kerin (párroco de dos parroquias misioneras). Estos condados que se encuentran situados en el sureste de Georgia, cerca de la frontera con el estado de Alabama, que en algún tiempo fueron hogar de las plantaciones y esclavitud, y racismo despiadado. La agricultura es aún hoy la principal actividad económica. Hoy 25% de la familias del área viven en pobreza, incluyendo casi 49% de niños. Es muy retador realizar ministerio basado en la Iglesia con tan pocos católicos.

El hermano Levis no es el primer enfermero de Glenmary. Su elección es el resultado de su oración personal: “¿Dónde quieres que trabaje?¿Para qué soy bueno? ¿Con qué fin me hiciste? Cuando te encuentras con alguien que está enfermo y sufriendo y sientes ganas de ayudar”, él dice. Dios le dio a Levis la compasión, el intelecto y la valentía para ayudar. Él ha estado en el centro médico, en la sala de emergencias, a lo largo de un año y medio.

 ¿Estás respirando?

El hermano Levis puede platicar por un largo rato acerca de la vida en la sala de emergencias. No hay dos días iguales. En este hospital rural, algunas veces las cosas en  la sala de emergencias se mueven rápido; otras… no. “Solo podemos atender seis personas a la misma vez. Trabajar en la sala de emergencias significa que tienes que poder anticipar. Tú no sabes quién está entrando por la puerta. La ambulancia puede traer personas involucradas en accidentes automovílisticos, heridas de bala o alguien que esté sufriendo un paro cardiaco”.

La evaluación inicial puede ser tan crítica como “¿Estás respirando?”, él dice, o no tan crítica como “¡un dolor de garganta que comenzó hace 30 minutos!” El hospital donde trabaja, es el único en el área, no rechazan a ninguna persona, incluidos a las personas que no tienen seguro médico.

En una noche tranquila, puede haber solo un paciente en la sala de emergencias. Es en ese momento cuando el hermano Levis puede brillar como hermano consagrado. “Me siento con ellos y les pregunto acerca de su vida y empezamos a platicar”.

Existen momentos menos agradables en donde su formación pastoral es requerida, también. Él recuerda un momento en la sala emergencias que termino en el fallecimiento de una persona. “Dimos RCP, seguida de protocolos para salvar vidas”, él dice, pero fue demasiado tarde. La familia se encontraba en la sala de espera y “algunos estaban histéricos”, dice él. “En este momento, todos – el doctor, enfermeros, trabajadores — me voltearon a ver y dijeron: “Tú eres lo más cercano a un capellán”. Esa es el tipo de aceptación que él esperaba cuando vino al sur de Georgia.

Su trabajo no terminará en la sala de emergencias en Cuthbert. “Yo sueño con abrir una clínica gratuita para ayudar a los pobres, marginados y olvidados”. Ahí, estas personas no dejaran de recibir sus tratamientos por no poder pagar. Él continuará con su formación, se convertirá en un enfermero especializado, que pueda hacer eso. Tal vez, él espera, otros se puedan unir a él.

Esta historia apareció en la edición de otoño de la revista Glenmary Challenge.