‘Porque estuve en la cárcel y me visitaron’

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‘Porque estuve en la cárcel y me visitaron’

El padre François lleva el gozo de la fe a personas detenidas y a quienes viven crisis matrimoniales.

El padre François Pellissier lleva la iglesia a los márgenes. Los talleres para parejas Retrouvaille y su ministerio en las cárceles son sus dos principales concentraciones en Glenmary. —Foto por Katie Camario.

Por John Stegeman.

El padre François Pellissier está viviendo el carisma y la misión de Glenmary, pero de una manera diferente a la de muchos de sus hermanos de comunidad. Sus principales ministerios son las visitas a personas encarceladas y la ayuda a matrimonios en crisis a través de un programa llamado Retrouvaille (pronunciado retro-vai).

“Mi lema es: si eres párroco, invitas a la gente a la iglesia o al salón”, dice el padre François. “Yo no los invito a la iglesia. Les traigo la Iglesia de maneras sutiles siendo quien soy”.

Una santa intercesión

El padre François fue uno de los primeros candidatos extranjeros que Glenmary tuvo. Nacido en Neuilly-sur-Seine, en las afueras de París, vino a los Estados Unidos en 1974 bajo juramento temporal con los Hermanitos del Evangelio. Los hermanos lo enviaron a servir en los montes Apalaches, en Big Stone Gap, Virginia. En ese momento era soldador y trabajaba en una escuela como maestro de taller. Allí conoció a los padres Bob Bond y Les Schmidt, ambos de Glenmary.

El hermano Francis, como se le conocía, se mantuvo en contacto con los dos sacerdotes de Glenmary cuando los hermanos lo enviaron a Nueva York para su próxima asignación. Allí, un encuentro con una santa en potencia le ayudó a cambiar el rumbo de su vocación.

Mientras hacía ministerio musical en una parroquia de Nueva York, conoció a Dorothy Day, cofundadora del Movimiento del Trabajador Católico y actual candidata a la santidad. El padre François dijo que Dorothy era como una abuela para los hermanos. Un día, ella lo animó a seguir el sacerdocio. Había sentido el llamado al ministerio sacramental antes, y este momento reforzó su deseo. Eligió no renovar su juramento con los Hermanitos.

Un nuevo hogar

Visto aquí en su ordenación, en 1981, el padre François celebró 46 años como misionero en mayo de 2023.

Al recordar su relación con Glenmary, el padre François recordó el entusiasmo y la actitud acogedora de los hombres que había conocido en Virginia.

“Quedé muy impresionado con la vida comunitaria”, dice. “La historia del ministerio de Glenmary con el acercamiento a la comunidad, tocar puertas y dar la bienvenida a todos resonó conmigo”.

El padre François ingresó a Glenmary en 1976 y fue ordenado sacerdote en 1981, solo 11 días después de convertirse en ciudadano estadounidense.

Luego desempeñó una variedad de roles. Una constante fue que el Padre François siempre buscó servir a los pobres y marginados. Por ejemplo, trabajó en el ministerio hispano, e incluso pasó dos años trabajando en México.

Ministerio en prisiones

Mientras servía en Claxton, Georgia, en la década de 1990, el padre François comenzó su incursión en el ministerio en las prisiones. Primero, en la cárcel de Smith, en Glennville, y luego en un centro de detención de inmigrantes en Lumpkin. Ha conocido a detenidos de todo el mundo. El padre François oficiaba Misa, y les llevaba biblias y rosarios.

En varias paradas a lo largo del camino, se encontró con problemas. En una prisión, un capellán bautista con tendencia anticatólica le puso obstáculos. En otro, enfrentó discriminación por su propio origen francés. Eventualmente, la pandemia de COVID-19 detuvo su ministerio por un tiempo.

Hoy, el Padre François visita múltiples prisiones y centros de detención en Georgia del sur, incluso en el Departamento de Justicia Juvenil.

El padre François, fila trasera, y el hermano Jason Muhlenkamp, derecha, a menudo participan en retiros espirituales en prisiones. Los rostros de los internos y otros voluntarios han sido borrados para proteger su privacidad.

“Estaba trabajando con jóvenes de 12 a 18 años”, dice el padre François. “Me conocen allí como el Sr. François. No hablamos de que yo sea un sacerdote católico, pero hacemos Iglesia”.

Una vez, les preguntó a los jóvenes si conocían la oración que comenzaba con “Padre Nuestro”. Nadie la conocía, por sorprendente que parezca. Así, por repetición, el Padre François les enseñó.

“Me voló la cabeza. ¡Nunca supuse que los niños no tendrían exposición alguna al Padre Nuestro!”, dice. “Estos niños merecen venir a la iglesia”.

En las cárceles de adultos, el padre François no encuentra demasiados presos católicos practicantes. A veces, de una a tres personas asistirán a misa. Pero como todos los glenmarianos, el padre François ve a todas las personas como dignas de su atención, no solo a los católicos. Ha participado en el pasado en retiros de Kairos, un ministerio carcelario interdenominacional.

“La vida en prisión es una vida completamente diferente”, dijo. “Nunca pensé que haría un ministerio en la prisión… Se convirtió en mi ministerio de tiempo completo aquí. Un reo me dijo: ‘Padre, cuando usted no viene, ya sea porque está enfermo o porque aquí han restringido las visitas, no viene nadie más’. Eso nunca lo olvidaré”.

“Es un ministerio a largo plazo”, agregó el padre François. “Hay mucha intercesión, mucha oración. Es un ministerio que no tiene ventajas ni recompensas. El noventa por ciento del trabajo es presentarse”.

Ministerio Matrimonial

Como buen glenmariano, el padre François realiza diferentes tareas. Además de su ministerio en prisiones y con parejas, él también participa en charlas a estudiantes y en recaudación de fondos. —Foto cortesía de Christina Bundrick.

En la década de 2000, el Padre François se involucró con Retrouvaille, un ministerio para parejas en crisis que surgió del movimiento Encuentro Matrimonial Mundial. Un compañero de Glenmary lo animó a participar en este ministerio.

En los últimos dos años, incluso en medio de COVID-19, el padre François ha sido parte de los fines de semana de Retrouvaille en más de 30 comunidades. Él lo describe como similar al Encuentro Matrimonial, pero más terapéutico, para parejas que tienen serios problemas matrimoniales.

“Está ayudando a mucha gente en Europa, Asia, África y Estados Unidos”, dijo. “Me gusta ver la obra de Dios en estas parejas durante tres días. Ves milagros, no hay duda… Salva matrimonios. Salva familias”.

El fundador de Glenmary, el padre William Howard Bishop, dijo una vez: “Estamos ministrando a personas ignoradas y olvidadas. Nuestra búsqueda de los abandonados y olvidados nos lleva más allá de los límites donde la Iglesia está actualmente establecida y nos obliga a entrar en nuevas tierras donde la Iglesia es desconocida”.

El ministerio del padre François muestra que esas tierras incluyen no sólo las áreas geográficas atendidas por las misiones de Glenmary, sino también las personas ignoradas y olvidadas en diferentes condiciones de vida.