MEDIO SIGLO DE SERVICIO
Medio siglo de servicio
Kathy O’Brien ve un cardenal en la ventana de su cabaña. La pequeña criatura picotea el vidrio y la mira fijamente. El rojo intenso del pájaro y su simpatía le recuerdan la belleza de Dios. Kathy está en un retiro en silencio de 30 días en un centro católico en medio del bosque, en Kentucky. Durante este período, ella está discerniendo cómo será su vida ahora que dejó su último trabajo de tiempo completo. Dedicó casi 50 años a servir en las misiones de Glenmary en varios estados. Ella es la última miembro de un instituto poco conocido: los Misioneros Laicos de Glenmary.
Hace más de medio siglo, Kathy tuvo su primer contacto con el instituto a través de un folleto vocacional que se encontraba en la mesa de un salón de su universidad en Wisconsin. “Me comuniqué con ellos para preguntarles si aceptarían una voluntaria durante parte del verano”, recuerda. La respuesta fue afirmativa. “Entonces, me subí a un autobús Greyhound y viajé hasta West Point, Mississippi”.
Ese verano, Kathy ayudó a dirigir escuelas bíblicas con los Misioneros Laicos de Glenmary. Le gustó tanto la experiencia que se quedó una semana más de lo esperado. Kathy sintió que probablemente quería unirse al instituto de mujeres. Sus líderes le recomendaron que terminara la universidad y luego regresara, si todavía estaba interesada. Y eso es lo que ella hizo. En septiembre de 1974, tras completar su formación religiosa, se incorporó al grupo.
Educación religiosa y más.
“Desde entonces, siempre he trabajado en la enseñanza y en el trabajo parroquial”, dice Kathy. Su asignación más reciente y última antes de retirarse fue como asociada pastoral en la misión de San Miguel Arcángel en Erwin, Tennessee.
“Ella desarrolló nuestro ministerio juvenil aquí”, dice el padre Tom Charters de Glenmary, quien se desempeñó como párroco de San Miguel desde su fundación en 2011 hasta junio de 2023. “Ella desarrolló nuestro programa de educación religiosa aquí. También jugó un papel decisivo en el trabajo con la comunidad hispana”.
Kathy aprendió español hace años en México, antes de aceptar una asignación en Waldron, Arkansas, donde Glenmary sirvió a una gran población hispana. “Para entonces yo tenía unos 50 años”, dice. “No fue fácil”.
Kathy tiene ahora 71 años y padece diabetes. Hace cinco años sufrió un infarto. Ella sabía que este año era el adecuado para dejar su trabajo de tiempo completo. “Necesito bajar el ritmo, tener una misión más contemplativa”, dice. “En otras palabras, más tiempo para orar y guiar a otros a la oración”.
Y aunque estos días esté discerniendo qué hacer en el futuro, una cosa está clara: permanecerá activa en su ministerio. “Un día, estábamos llevando a jóvenes universitarios a Johnson City a comer y uno de ellos me dijo: ‘Señorita Kathy, usted no puede jubilarse; la Madre Teresa nunca se jubiló’”, dice Kathy. “Y tiene razón, ¿cómo se jubila una misionera?”
Toda una vida de servicio
Kathy permanecerá activa con organizaciones comunitarias como Keeping the Valley Beautiful, que busca cuidar el medioambiente y aumentar la conciencia ecológica. A principios de este año, por ejemplo, el grupo limpió un tramo de río y recogió 16 bolsas de basura y artículos grandes. Kathy ayudó, entregando palos recolectores de basura, bolsas y bebidas a los voluntarios.
La organización ha adoptado dos millas de carretera que limpian cuatro veces al año. También participan con un stand durante ferias comunitarias para crear conciencia sobre el cuidado de los recursos naturales.
Kathy se ha desempeñado como presidenta de Keeping the Valley Beautiful, pero se retiró de ese puesto. Sin embargo, planea seguir siendo voluntaria. También seguirá sirviendo como voluntaria en el Club Kiwanis del condado de Unicoi, que organiza programas de caridad para niños, como patrocinio para equipos de béisbol y entrega de regalos de Navidad.
Aunque hay muchos voluntarios y compañeros de trabajo laicos activos en la familia Glenmary, el instituto llamado Glenmary Lay Missioners desaparecerá. Después de su fundación en 1957, este pequeño grupo de mujeres sirvió junto con sacerdotes y hermanos de Glenmary en diferentes capacidades. Pero nunca pasó de un puñado de miembros apasionados.
Fue una carrera colorida: Kathy sirvió en las misiones de Glenmary en Texas, Mississippi, Arkansas, Ohio, Oklahoma y Tennessee. Está feliz de ver que la misión en la que trabajó durante la última década está creciendo. Ella seguirá viviendo en la zona y colaborando, pero ahora a un ritmo más relajado. “Me siento recompensada”, dice Kathy. “Aún tengo relaciones estrechas, gracias a Internet, con personas que tuve en grupos de jóvenes que ahora son abuelos”.
—Por Omar Cabrera.