El primer sacerdote y primer católico que conocí

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El primer sacerdote y primer católico que conocí

Cómo fue que la orientación del P. Frank dirigió a un hombre al sacerdocio.
RECORDANDO AL PADRE FRANK SCHENK, 1916-2018/ PADRE JOE TOWNSEND
   Yo tenía dieciséis años y por iniciativa de mi mamá, que sabía que estaba interesado en la fe católica, llamé por teléfono e hice una cita.

   El padre Frank Schenk se convirtió  en un padre espiritual para mí, y por más de 43 años fue una presencia constante en mi vida, en diferentes maneras. Me siento honrado de haber sido requerido para ser uno de los tres oradores en su velorio.

   Mientras estaba en la capilla de Nuestra Señor de los Campos, en Glenmary, recordé que la última vez que estuve en ese lugar de oración y adoración fue en la celebración del cumpleaños número 100 del padre Frank.

   Tengo más de 43 años de recuerdos con el padre Frank y para mí, mientras me encontraba parado ante su cuerpo sin vida, no podía más que recordar que el misterio de la muerte humana ha jugado una parte importante en mi vida con el padre Frank. Aún recuerdo la primera clase acerca de la fe, que él me enseñó.  El tema fue la “Comunión de los Santos”, que era lo que yo necesitaba escuchar porque mi abuela, que era muy querida para mí, acababa de fallecer. Su plática sobre cómo es que los difuntos siguen siendo parte de nuestras vidas, era muy necesaria para mí en esos momentos.

   Cuando viajé a Colombia, por un mes con el padre Frank, pasamos tiempo desenterrando cuerpos de tumbas, ya que era costumbre hacerlo después de tres años. El cráneo de una persona rodaba por mis pies, a lo que el padre Frank decía: “nuestro futuro”, recordándome que “la vida es pasajera”.

   En su velorio, una de las lecturas que el padre Frank escogió fue una selección de un libro de muriendo entre los indios de Alaska, Una cuestión de elección; acerca de un sacerdote que viaja a Alaska realizando trabajo misionero. Eso fue como si el padre Frank me estuviera hablando desde su tumba, porque apenas una semana antes yo había sido asignado a la Diócesis de Fairbanks para realizar trabajo misionero. El padre Frank siempre supo qué decirme y le estaré siempre agradecido.

   El padre Frank me introdujo a las aguas vivas del bautismo, cuando me bautizó; al perdón, cuando escuchaba mi confesión y al alimento nutritivo cuando me daba la Comunión, lo que son las maravillas de la fe católica mientras compartía conmigo verdades. Después, el padre Frank me presentó a Glenmary, un grupo de hombres y mujeres, sacerdotes, hermanos y hermanas, que son lo que verdaderamente debe ser la Iglesia. Son un grupo que vive como Cristo nos llama a ser: discípulos fieles que hacen una mejor Iglesia debido a su fidelidad o lealtad a la justicia para todos los hijos de Dios, al amar a los pobres y por la apertura al deseo del Padre en todo lo que hacen.

   La última vez que estuve en la capilla de Nuestra Señora de los Campos fue para honrar el aniversario número 100; hoy estuve aquí en el mismo lugar de oración y adoración para celebrar la entrada del padre Frank a la eternidad. Gracias padre Frank; gracias Glenmary.

   El padre Joe Townsend es un sacerdote de la Diócesis de  Tulsa, Oklahoma,  asignado a Fairbanks, Alaska para trabajo misionero.