Un hogar nuevo para una misión

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Un hogar nuevo para una misión

Los sombreros con plumas de avestruz de los Caballeros de Colón y los sombreros con plumas de pavo real de la compañía de danza latina, no se encontraban en mente de los misioneros de Glenmary cuando en 2010 buscaban un sitio para su nueva misión.

El 2 de febrero, durante la dedicación de la parroquia de Sta. Teresa de Kolkata en el condado de Union, Tennessee, las plumas festivas se encontraban por todas partes. La congregación de Maynardville se reunió bajo el liderazgo del obispo Richard F. Stika, de la diócesis de Knoxville, para celebrar una serie de rituales católicos antiguos, exclusivos de la misa de dedicación. Esta fue la atracción principal de la celebración que tuvo una duración de tres días.

“Cada uno de estos tres días tuvo su momentos especiales y significativos”, dijo el padre Steve Pawelk, párroco y misionero de Glenmary. “Para mí, la mejor parte fue ver el gozo en la cara de las personas, su satisfacción por lo logrado, ver que realmente se lo merecen. Se enorgullecían al mostrárselo a sus amigos. Esa fue la mayor alegría para mí”. Fue un momento culminante para un grupo de católicos que dedicaron ocho años de esfuerzos para establecer la parroquia.

Inicios Humildes

“En áquel tiempo, 2011, había seis condados en el este de Tennessee que no tenían una iglesia católica”, recuerda el padre Don Tranel. Él, el hermano Craig Digmann y otros buscaron áreas para que Glenmary pudiera ampliar su misión”. “Teníamos el criterio por ejemplo, el porcentaje de población en pobreza, el porcentaje de personas que no estaban afiliados a ninguna iglesia, el porcentaje de católicos, por nombrar algunos”.

Se estudió la situación en y alrededor del condado de Union, se visitaron organizaciones en esa área y alrededores y se escuchó a la gente que quisiera opinar”.

“Les dijimos que estábamos considerando establecer una iglesia cátolica, y buscábamos saber si había necesidad de una”, explica el padre Don.

Ellos fueron motivados por estas conversaciones. Aunque Maynardville está cerca de Knoxville, es un condado rural. Glenmary quería encontrar una localidad donde se pudieran desarrollar varias parroquias. Maynardville cumplió los requisitos.

El padre Steve fue el párroco desde el principio. Él celebró la primera misa que se llevó a cabo un estacionamiento, hasta que la iglesia logró establecerse en lo que era un local comercial. Ahí estuvo situada por algunos años, hasta que la iglesia permanente fue construida.

La construcción de este templo fue una labor de amor para la comunidad. Trabajadores calificados, que son miembros de la parroquia, ayudaron con la construcción. Por ejemplo, dice el padre Steve, algunas familias tienen trabajadores de albañilería. “Uno de nuestros feligreses es un profesional en instalación de piso. Él trajo 20 tipos diferentes de mosaicos para que escogiéramos”. El comité de selección puso manos a la obra. El padre Steve tuvo el voto para el desempate.

Otro feligrés es pintor, otro jardinero, y uno más diseña y fabrica letreros. “Durante un domingo, cuando las personas tenían oportunidad, se votaba por el color de la pintura y el tono del ladrillo. Todo esto fue presentado a la congregación, después elegimos basados en la mayoría de votos”.

Un grupo de carpinteros voluntarios de Ohio, dedicó su tiempo en un momento clave de la construcción. Algunos contratistas también estuvieron involucrados.

También el hermano Joe Steen, de Glenmary, colaboró con su mano de obra. “Su talento para la carpintería es increíble”, dice el padre Steve. “Primero que nada, esas tablas del piso provienen de la Catedral de Sagrado Corazón en Knoxville”. (Esa catedral fue reemplazada por una nueva, más grande el año pasado). “Tomamos todas las bancas y otros muebles de la antigua catedral. El hermano Joe transformó esas bancas en tablas para el piso. No sé cuántas horas y días le tomó”.

Él tenía la madera cepillada y acanalada para colocarla. “Él la acomodó, pulió y procedió a instalarla”. Después, el hermano Joe construyó el altar, en el cual el tabernáculo se erige (que fue reconstruido, ya que se utilizó el altar que se tenía en la iglesia temporal. Él construyó la base para la fuente bautismal y el atril”.

Fue un sueño hecho realidad para el padre Steve. El resultado es verdaderamente hermoso, una nueva iglesia católica. Los días en donde la gente abarrotaba el local comercial, se terminaron.

Una semana de dedicatoria

La dedicación de una iglesia es un ritual, cuyas acciones públicas identifican al edificio de la iglesia como un lugar sagrado. El obispo local realiza acciones claves durante la misa, que es celebrada con toda la comunidad.

El día previo a la misa de dedicación, detalles de último minuto se estaban realizando. El hermano Joe había terminado el altar y estaba pintando la “abertura”, que es un orificio que se hace en el altar. En ese lugar el obispo colocará la reliquia de San Juan Neumann, un misionero quien vino a los Estados Unidos y posteriormente fue Obispo de Philadelphia.

Las flores estaban siendo colocadas y las vestimentas

estaban siendo trasladadas de la antigua iglesia por el diácono Richard Toboso y el novicio Willy Kyagulanyi. El feligrés Walter Stone estaba terminando los trabajos de jardinería y la familia Mercado estaba realizando los últimos toques de albañilería en el letrero de la entrada, mientras que Martin Shager (“El hombre de los letreros”) instalaba un letrero temporal para el evento. Un camión de volteo se estacionaba para descargar la grava que se colocaría, para evitar el lodo al caminar hacia la iglesia. La pavimentación final estará lista en un futuro cercano.

La noche del viernes, la parroquia organizó una noche de cantos, y fue ahí cuando las personas pudieron tener las primeras impresiones del interior de la nueva iglesia. Algunos cantantes del estilo de música country liderearon parte del programa. Después de todo esto es Tennessee. Un coro de niños de la escuela St. Joseph, de Knoxville, donde algunos de los feligreses asisten, fue uno de los momentos destacados de la noche.

La misa de dedicación celebrada el sábado fue un evento festivo, que reflejó la diversidad cultural de la región. Entre los feligreses de Santa Teresa de Kolkata, hay personas que han vivido en el condado de Union toda su vida, jubilados de Knoxville, turistas que han construido casas en el centro turístico de Lake Norris, jubilados originarios del Norte, que no les gustó el calor de Florida y se establecieron a la mitad del camino. Hay también una comunidad en auge de latinos, que llegaron a esta área hace algunos años para trabajar en la agricultura y en las plantas manufactureras, y se establecieron con sus familias. Así como los inmigrantes europeos de épocas pasadas, son personas trabajadoras, que ascienden socialmente y muy católicas.

El obispo fue recibido por los danzantes “matachines”, encabezados por el feligrés Santiago Soto. Los danzantes bailaron un ritual hispano en donde rezan por pureza, borrando el pecado a medida que avanzan. Los danzantes tenían nuevo vestuario, especialmente para este evento, habían practicado semanalmente. Las tradicionales plumas de avestruz, un pieza clave del vestuario, eran muy costosas, pero el padre Steve encontró la solución: “Mi hermano Pat, cría pavo reales!”, dice con una sonrisa. “Tuve que conseguir un tubo extra grande para que me enviará las plumas”.

El padre Steve aclara que esta danza es completamente cristiana. “Todos estos pasos son realizados con alabanza”, él dice. “Ellos rezan antes y después, al final forman un arco. Las personas caminan por debajo del arco hecho con las plumas de pavo real como una bendición. Es similar a los Caballeros de Colón, que utilizan sus espadas”.

Los rituales

El portador de la cruz, hermano Craig, el obispo Stika, los diáconos y los sacerdotes invitados realizaron la procesión pasando por debajo de las plumas y las espadas. Ellos se detuvieron en la puerta principal de la iglesia, la cual estaba cerrada como símbolo de ser nueva. El obispo tocó a la puerta. El padre Steve abrió la puerta e invitó al obispo a pasar. Las personas reunidas empezaron a cantar.

Muchos elementos de la liturgia siguieron. La bendición del altar, paredes y agua de la fuente bautismal, sucedió antes. Hubo letanía de los santos, velas que se encendieron del cirio pascual, que simboliza la luz de Cristo.

Durante la liturgia, el obispo Stika con cuidado depositó la reliquia de San Juan Neumann en el lugar del altar que el hermano Joe preparó cuidadosamente, después con un golpe fuerte utilizando su martillo ceremonial, colocó la tapa.

El obispo virtió el crisma, que fue bendecido en la catedral, en el altar y sobre la madera (utilizando sus manos). En seguida, ungió algunos lugares, la paredes interiores alrededor de la iglesia. Columnas de humo surgieron cuando el altar, el obispo, los asistentes y las paredes fueron cubiertos por el incienso. El obispo Stika fue efusivo en su homilía, maravillándose de la generosidad y dedicación de Glenmary y de la forma en como la comunidad se volcó en esfuerzos y buena voluntad. Fue una liturgia larga, ¡pero a nadie parecía importarle el tiempo que tomó!

Un paso en el camino

Al día siguiente, se celebró la primera misa dominical, seguida por una jornada de puertas abiertas. Algunos de los ministros protestantes, amigos del padre Steve, el presidente de Glenmary, padre Chet Artisiewicz, empleados y voluntarios estuvieron ahí. El padre Steve durante su homilía hizo un reconocimiento a todos los que contribuyeron para que ese momento llegara. El hermano Joe fue el último de la lista: “Todo lo que puedo decir es, hermano te quiero. No pude decir lo que tenía que decir porque hubiera llorado”.

El padre Steve es muy apasionado con su compromiso con la comunidad. Por un lado está comprometido a honrar el catolicismo de la iglesia, lo que quiere decir darle la bienvenida a personas de todas las culturas. “Todas las culturas bendicen este edificio y bendicen esta comunidad. Una de las cosas que he tratado de hacer es darles permiso de que veneren en la forma que sea su tradición”.

El padre Steve ve un gran potencial de crecimiento, más allá de los 300 miembros actuales. “Hay muchos católicos que viven en el área, cuyos amigos los han traído a ver la nueva iglesia. Ha habido personas que me dicen: “Cuando la iglesia esté lista, vendré”. Él tiene esperanza.

Algunos podemos pensar que es tiempo de que Glenmary deje esta comunidad. Aún no, dice padre Steve. “Esto indica que estamos a la mitad del camino”. Se requiere independencia financiera, liderazgo local, esto es lo que sigue. “Ver a la comunidad crecer, cambiar y desarrollarse y adjudicarse este logro ¡es asombroso! Se logró  en poco tiempo, menos de ocho años”. Él habla como un padre orgulloso.

Este artículo apareció primero en la revista El Reto de 2019.