Santa Teresa de Calcuta puede guiarnos en nuestro discernimiento.

“Pienso, quizás, que tendremos un poco de dificultad en llamarla Santa Teresa. Su santidad es tan cercana a nosotros, tan tierna y fecunda que espontáneamente continuaremos a decirle ‘Madre Teresa”.
—Papa Francisco

El 4 de Septiembre, el Papa Francisco pronunció la fórmula oficial de Canonización, elevando a la Madre Teresa de Calcuta a la Santidad.  Las palabras oficiales en el pronunciamiento traducidas de latín al español eran, “Declaramos y definimos santa a la beata Teresa de Calcuta y la inscribimos en el libro de los Santos y establecemos que en toda la Iglesia sea devotamente honorada entre los Santos”.

Creo que la homilía del Papa Francisco en la ceremonia de la canonización destaca la vocación de Santa Teresa y su llamado de una manera especial para alguien que está discerniendo su propio llamado a la vida religiosa.  Sé que para mí a veces es difícil imaginar que los santos como San Francisco o Santo Domingo, que vivieron hace tanto tiempo, eran humanos como yo, o que realmente pudieran comprender las dificultades de vivir una vida santa en el mundo de hoy.  Y por santos contemporáneos como lo es la Madre Teresa desenmascaran los mitos o pretextos que podríamos utilizar para decir que es imposible vivir una vida santa en esta edad.

Por el poderoso testimonio de Santa Teresa, se nos recuerda que como ella, también nosotros estamos llamados a extender nuestra mano con caridad hacia los demás no una, sino a lo largo de nuestras vidas.  En su homilía el Papa Francisco dijo, “Sin embargo, la vida cristiana no es una simple ayuda que se presta en un momento de necesidad. Si fuera así, sería sin duda un hermoso sentimiento de humana solidaridad que produce un beneficio inmediato, pero sería estéril porque no tiene raíz. Por el contrario, el compromiso que el Señor pide es el de una vocación a la caridad con la que cada discípulo de Cristo lo sirve con su propia vida, para crecer cada día en el amor ”.

“El seguimiento de Jesús es un compromiso serio y al mismo tiempo gozoso; requiere radicalidad y esfuerzo para reconocer al divino Maestro en los más pobres y descartados de la vida y ponerse a su servicio”.

¿Podemos ser tan audaz y valientes como Santa Teresa a reconocer a Dios en los pobres que nos encontramos? A través de su simplicidad, hizo el servir parecer tan fácil.  Su consejo cuando se le preguntó cómo podía hacer tanto ella contesto: “Nunca te preocupes por los números. Ayuda a una persona a la vez y comienza siempre con la persona más cercana a ti”.

Santa Teresa supo que el Evangelio la llamaba a servir a las personas que vivían en las periferias.  Ya era una hermana religiosa sirviendo en la India fue cuando discernió su llamado a servir a los enfermos y los pobres en los barrios pobres.  “Su misión en las periferias de las ciudades y en las periferias existenciales permanece en nuestros días como testimonio elocuente de la cercanía de Dios hacia los más pobres entre los pobres”.  Dijo el Papa Francisco.  Glenmary intenta seguir este mismo mandado del Evangelio sirviendo a los más pobres entre los pobres, esos que viven en las periferias en la Tierra de Misión EE.UU.
A medida que continuamos orando, oremos por la intercesión de Santa Teresa que nos ilumine en nuestro propio llamado y nuestra vocación para llegar a los más pobres entre los pobres, los de las periferias.  Ora para que nuestros actos de caridad echen raíces en nosotros para que podamos hacer el verdadero sacrificio de estar al servicio toda la vida.  Ora para que en nuestro llamado encontremos la alegría que Dios ha destinado para nosotros, lo que nos permite crecer en el amor durante toda nuestra vida como verdaderos seguidores de Cristo viviendo nuestra vocación.Si desea más información acerca de Glenmary Home Missioners o le gustaría hablar con alguien sobre cómo seguir su llamado a ser misionero, puedes llamar a 513-881-7494, o pónganse en contacto con nosotros a través de nuestro sitio Web, o envía un e-mail, o ponte en contacto a través de Facebook.También puedes leer las columnas anteriores por el Hermano David en el sitio Web de Glenmary.