Es la diferencia para “alguien”

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Es la diferencia para “alguien”

Es la diferencia para “alguien”

P. Chet Artysiewicz

   Existe una vieja historia de dos amigos que caminaban en una playa llena de cientos de estrellas de mar que habían sido abandonadas ahí.  Con toda probabilidad, morirían antes de que la próxima marea alta los llevara de regreso al mar.

   En efecto, los noticieros a diario informan sobre desafíos que son difíciles de abordar.  Si bien ninguna persona, o grupo, puede hacer todo, cada uno puede hacer algo.

   Glenmary tiene sus ministerios en lugares que apenas aparecen en el mapa.  La vida de las personas que nuestros misioneros impactan, puede ser comparada con esa estrella de mar.
Hace la diferencia para ellos.

   Me acordé de la imagen de la estrella de mar durante mi reciente visita a las misiones.  En una, observé un programa de tutoría que fue inciado por uno de nuestros hermanos.

   En ocasiones,  las cosas parecen estancadas, sin progreso.  Un día, un niño entró corriendo al centro, agitando un papel con entusiasmo.  Él mostró con orgullo su examen con calificación de100.  El niño muy contento dijo: “Nunca antes había sacado un 100”.  Eso hizo la  diferencia para ese niño.

   Uno de nuestros sacerdotes, durante su ministerio con alcohólicos utiliza la imagen de Rembrandt  “El regreso del hijo prodigo”  para transmitir el mensaje de amor y perdón de Dios.  Él compartió conmigo que en una ocasión, un hombre vio la foto durante mucho tiempo y finalmente dijo: “No puedo identificarme con esto.  Mi padre nos abandonó cuando yo era un niño.”

   Inmediatamente, una pesadez llenó la habitación.  Pero después de una breve pausa, continuó diciendo: “¿La gente, le llama ‘Padre’?” El sacerdote reconoció que era una referencia común.  El hombre agregó: “¿Le puedo llamar padre?” El hombre vio en el sacerdote la bondad que no había experimentado antes.Esto hizo la diferencia para él.

   Para Glenmary, nunca se ha tratado de números.  En algunas ocasiones, muchos misioneros dedicados, han trabajado durante años y quizá nadie se ha convertido a la Iglesia católica.  La falta de crecimiento no se debe a la falta de esfuerzo.  Aun así, me atrevo a decir que la vida de las personas cambió y que las comunidades se enriquecieron por nuestro ministerio.  Estos misioneros católicos hacen la diferencia embelleciendo el centro de la ciudad, sirviendo en comités y juntas locales, comunicando todo el tiempo el amor de Dios, mostrando que estas personas son importan.

   Escuché que el obispo Fulton J. Sheen, el gran orador católico y profesor de televisión (para aquellos que no lo saben, él estuvo en horario estelar en la década de los años 50 cuando solo había 3 canales de televisión), diciendo: “Un alma es lo suficiente diócesis para cualquier obispo”.

   Glenmary continúa su labor en las áreas rurales y pequeñas ciudades de Estados Unidos tal como nuestro fundador, el P. William H. Bishop lo visionó. Mientras que los avances en comunicaciones y transportes han afectado la realidad de estas áreas, la necesidad de la presencia de la Iglesia católica continúa.

   En caso de que pensemos que estos pequeños lugares son insignificantes, recordemos que muchos se parecen  a la semilla de mostaza del Evangelio. La mayoría de nuestras antiguas misiones están funcionando y algunas pueden ser descritas como exitosas/prósperas.  Una de ellas, es hoy en día la segunda parroquia más grande de su diócesis; otra tuvo el mayor índice de donación per cápita en su diócesis durante nuestro administración.  Actualmente, el programa juvenil de una parroquia fue reconocido como un modelo para su diócesis.

   Gracias por apoyar nuestros esfuerzos, permitiéndonos hacer la diferencia.  Sepan que Glenmary está muy agradecida, y muchas “estrellas de mar” también.